¡GRACIAS, GRACIAS!
Quién no conoce la historia! Los europeos llegando a USA con sus costumbres y tradiciones, mezclándose con los aborígenes y dando las gracias por una buena cosecha. Estos europeos colonizadores llegaban de lejos, bajo circunstancias fuertes y dieron las gracias por haber terminado un viaje sanos y salvos, en paz y con un nuevo futuro. Con más y más inmigrantes esto se convirtió en nuestra tradición de Thanksgiving.
Hay cuentos del año 1621 donde una colonia que acaba de llegar de Europa no tenía suficiente comida y así los nativos de la tribu Wampanoag ayudaron a éstos enseñándoles a pescar, dándoles semillas y otros apoyos. Y así seguimos aquí con inmigrantes de todas partes…
Quién no conoce el dicho: ¡Lo que siembras, cosechas! Pues transportándonos a estos tiempos pasados, eso se tomaba literalmente: la gente en esos tiempos se esforzaba físicamente trabajando en el campo, pusieron todo su empeño y constancia para sembrar la nueva tierra bajo circunstancias fuertes. Tomar los frutos luego era una celebración y una gran razón para dar las gracias.
Las cosas hoy en día siguen igual: si trabajas duro y con perseverancia, tu cosecha será provechosa. Tal vez ya no estemos trabajando tanto con la naturaleza como antes, pero sí hay empeño en el trabajo y también en un trabajo interno, espiritual, el trabajo constante con uno mismo, para ser mejor persona, para traspasar los propios límites y de los demás.
Es un momento propicio, lleno de energías de agradecer por cosas que tal vez ya hoy en día tomamos como algo normal, pero son justamente éstas las que suman y nos llevarán a las emociones correctas.
Podemos preguntarnos, ¿qué hay en nuestras vidas que podemos agradecer? ¿Estamos sanos? ¿Tenemos pareja, una familia? ¿Trabajo? ¿Una vista hermosa a un bosque espectacular, todas las mañanas? Tengo suficiente comida rica. Me siento en paz conmigo misma. Puedo ejercitarme, vestirme bien…
Si hiciéramos una lista, nos daríamos cuenta que realmente hay muchísimas cosas de las cuales nos podemos sentir agradecidos y justamente esto produce consecuencias agradables y sanas en nuestras vidas. ¡Nos llevan a la alegría y de pronto nos sentimos felices!
Si enfocamos en la gratitud, en tantas cosas que tenemos (aunque no sean muchas) se hacen más y sumadas a nuestra paz interior, sentiremos de repente la experiencia de Abundancia y Prosperidad.
Ritual: Abre todas las ventanas de tu casa y colócate en el medio: ¡Lleno mi corazón, mi cuerpo y mente, mi conciencia y todo mi ser de gratitud! Es una luz blanca y diamantina que me llena toda! ¡Cuanto más gratitud siento, más siento que es infinita! Estoy agradecida por mi cuerpo y por mí. Agradezco mi casa, mis familiares y amigos… Y los cuido. Agradezco mi trabajo, mis talentos y doy lo mejor de mí y los expreso sin límite. Agradezco mis experiencias pasadas porque sé que me hacen crecer. Gracias a Dios, el Universo o lo que quieras por el día de hoy y mañana. ¡GRACIAS, GRACIAS!