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Chicago Musical Venezuela

Hoy mi querida Athina Klioumi me envía esto y lo comparto con ustedes. un pedazo de lo que podemos lograr en Venezuela. CHICAGO el musical, una idea de la visionaria Mimi Lazo, que no cree en imposibles y siempre genera trabajo para tantos, junto a la gente de Evenpro que creyó en este sueño, y el extraordinario grupo de artistas venezolanos todos, actores, cantantes, bailarines, músicos y equipo técnico que lo materializó, no sin mucho, muchísimo esfuerzo. Logramos montarnos en el escenario del Teresa Carreño, salvar los mil y un obstáculos, luchar contra los mediocres y mentar más de una madre (cosa que asumo con orgullo, porque así soy y es lo que hay) para brindarle a las más de 30 mil personas que llenaron todas las funciones el mejor espectáculo posible.

Los nombro uno por uno, porque se lo merecen, y espero que no se me olvide nadie. Para empezar, Mimi, que siempre me, y nos, pone fuera de la zona de confort para vernos al máximo de nuestro potencial. A Elena Otero de Evenpro que no sólo se encargó de aterrizar lo imposible y negociar los detalles, sino también de ir a pedir disculpas en mi nombre cada vez que mandaba a alguien a la mierda. A mi hermana de la vida, un animal de la escena como yo, Nathalia Martinez, que hizo la mejor de las Velmas. A la talentosa Catherine Pintos que con su coreografía hizo milagros con los que no bailamos para ayudarnos a meter la coba. Su cómplice Alfredo Pereira. La Judy Buendía, uno de esos talentazos con los que me topo muy de vez en cuando, que lo dio todo por Roxie, pezones incluídos. El gran Basilio Alvarez, que como yo es pez fuera del agua en musicales y aceptó el reto y se montó y se lució. Mi amada Mirtha Perez Rojas sin la que no puedo montar nada en la vida, y que me dejó pacientemente que le gritara en público cuando no subía los 214 escalones en 20 segundos. Eloísa Maturén que se volvió a poner las puntas para la Perra Húngara. Mis queridas Maria Esther Alonzo Sarmiento y Yelitza Gonzalez, colegas de otro Cabaret. Las geniales Malory Rivas, Luz Dance, Trina Gómez, Yuri Pita y Marilyn Chirinos, que son bellas pero cantan pero además bailan como pocas y son peligrosas. Mis panas Marielena Gonzalez y Anny Baquero Benedetti, con las que repetí luego porque sí. El Gabbo Estévez, Brian Urea, Jhorman Jimenez, Daniel Carias, Gio Espinoza, Cesar Laguado, el maestro Carlos Garmendia, mi querido Alberto Tico Barnet y el gran Gustavo Nuñez (que está liderando el cast de Tarzan, el musical, en Alemania). A Cesar Sierra y Gabriela Martinez en la producción, a la gran Altagracia y a Vicente Peña por agarrarse a golpes con la desidia institucional tras bastidores. A Roberto Castillo por el genial e inédito Juicio, los músicos extraordinarios de Simón Bolívar Big Band Jazz y al Maestro Eduardo Marturet en la batuta. Esto se dice fácil, pero fue de lo más arduo que he hecho en mi vida, y de lo que más feliz me ha hecho. Gracias a todos ellos y más de 30 mil gracias a los que nos acompañaron desde el público.

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